JULIO: HIMNO A LA CIUDAD DE ELCHE

JULIO: HIMNO A LA CIUDAD DE ELCHE

AHME, sig. 80-94 Ver enlace


80-94-002

¿Sabes cuál es el himno oficial de Elche? Y quién lo compuso? No, no es “Aromas ilicitanos”, aunque algunos lo tengan como tal. Muchas personas lo conocen como “Salve, pueblo querido” que es la frase con la que comienza y repite más tarde, pero su título es simplemente “Himno a la ciudad de Elche”.

Este himno, que cumple 90 años, fue estrenado el 14 de agosto del año 1929, durante las fiestas, en un concierto que ofreció el Orfeón Ilicitano en el Teatro Kursaal, acompañado por la Banda Municipal. Fue compuesto por el “inteligente compositor ilicitano” y director de dicha banda, Alfredo Javaloyes López, con letra del “notable poeta” Juan Ferrer Orts[1].

La biografía de Alfredo Javaloyes (1865-1944) es de sobra conocida. Realizó sus primeros estudios de música en Elche, marchando con 15 años a Barcelona donde recibió lecciones de Armonía y Composición con Felipe Pedrell, pero un accidente de tranvía le inutilizó su mano izquierda, lo que truncó su carrera como violinista, por lo que regresó a Elche. En 1897 ganó la oposición de músico mayor de 2º clase, siendo destinado al Regimiento de Infantería Sevilla nº 33, con Guarnición en Cartagena. En esta ciudad compuso su obra más conocida, el pasodoble “El Abanico”, utilizado como marcha de revista por numerosos ejércitos, e incluso ha sido  interpretada en el cambio de guardia de Buckinham Palace. En Elche se interpreta en ocasiones relevantes, y sobre todo, durante el cortejo de la Festa desde la ermita de San Sebastián hasta Santa María.  Ocupó otros cargos como músico militar, pero tras pasar a la situación de retiro, volvió a su ciudad natal donde ejerció de director de la Banda Municipal de Música hasta su fallecimiento.  Sin embargo, la vida de  Juan Ferrer Orts es más desconocida. Aunque en el programa de fiestas se le nombra como poeta, profesionalmente era notario, y prueba de ello son los numerosos protocolos notariales que redactó y que se conservan en el AHME. Fue también presidente del Nuevo Casino,  colaborando en diferentes publicaciones y organizando actos culturales.

A las pocas semanas del estreno de este himno, concretamente el 6 de septiembre de 1929, Alfredo Javaloyes y Juan Ferrer Orts firmaron un documento por el cual cedían los derechos de propiedad al Ayuntamiento de Elche para que si se considerase conveniente fuera editado y el producto de la venta de ejemplares fuera dedicado a beneficencia. Un mes más tarde, el 9 de octubre, el Pleno del ayuntamiento, presidido por el alcalde Antonio Bonete Pomares, aceptó la cesión y propuso inscribir la obra en los registros correspondientes. Además, se propuso en esta misma sesión que se le declarase como Himno Oficial de la ciudad de Elche.

La documentación que valida este hecho está recogida en el legajo 80, número 94, junto con 3 ejemplares manuscritos originales de la partitura y letra del Himno, firmados por los propios autores. Lo hemos elegido documento del mes a petición de usuarios del archivo que afirmaban desconocer la letra del mismo. Sin embargo hemos de decir que la letra de este Himno en estos documentos difiere en un párrafo de otra letra que se puede consultar en recursos en internet. Desconocemos cuándo se produjo ese cambio o si es que hay otras versiones que circulan por ahí, nosotros nos limitamos a mostrar el expediente original de la cesión que es el que disponemos en el AHME.

[1] AHME, Programa de mano: Grandes Fiestas en la ciudad de Elche durante los días 10 al 22 de agosto, 1929, sign. b336/5.

HIMNO A LA CIUDAD DE ELCHE          [1]

Salve, pueblo querido, que en ti viera la luz radiante de vivo arrebol;

La luz que dora elevada cimera vigía perenne,

Que es la palmera que sube hacia el sol.

Tu conservas reliquias sagradas por amante y feliz tradición;

Son tu Festa y tu Virgen, amadas,

Que nosotros llevamos clavadas

En las almas y en el corazón.

En tu seno amoroso guardaste

Una Dama de excelso valer,

Que de pena, al perderla, lloraste,

Y al gobierno francés suplicaste

Que a la España debiera volver.

Eres cuna de ilustres varones

Y eres nido de paz y de amor,

Demostrando en tus nobles acciones

Que se albergan en ti corazones

Rebosantes de fe y de valor.

Tus granados con flores de grana,

Y sus frutos sabrosos sin par;

Tus mujeres de faz soberana,

Cual de reina gentil musulmana,

Nos incita a vivir y a soñar.

Toque pues, despertar de energía

Y al trabajo los ojos volver;

Desechad la cobarde apatía

Y podamos gozosos un día

Ver a Elche brillar y crecer

¡Gloria Elche! Ciudad que labora;

¡Gloria Elche! De luz y esplendor;

Oye el canto de un alma que adora,

Que sonríe de gozo y que llora

Y por ti diera vida y honor.

Gloria a ti, Virgen nuestra y amparo

De este pueblo postrado a tus pies;

Al que alumbra constante su faro,

Que al pedirte favor es avaro

y en ofrendas es noble cual ves.

Elche quiere en constante batalla

En su historia esculpir lealtad,

Oponiendo a la torpe canalla

Nuestros pechos, cual fuerte muralla,

Do se estrellen infamia y maldad.

Salve, pueblo querido, que en ti viera

La luz radiante de vivo arrebol

La luz que dora elevada cimera

Vigía perenne que es la palmera

Que sube hacia el sol.

[1] Dado que existen variaciones de puntuación entre las tres partituras que se conservan en el expediente, se ha respetado la que aparece en la primera de ellas.